viernes, diciembre 10, 2010

Una escapada al Sur de Francia (Languedoc-Roussillon)

¡Hola amigos! Acabo de llegar de Carcasona y Narbona (Carcassonne y Narbonne en francés). Un viaje de 3 días (2 noches) que ha sido muy hermoso. Como viene época de vacaciones, he decidido poner esta escapada en mi blog lo más pronto posible. Estoy segura que va a ayudar a alguno de vosotros a planificar una pequeña salida aprovechando estos días "guardados" con tanto cariño durante todo el año. Barcelona-Carcasona son 3 horas de viaje. Ideal para ir con niños o con amigos. La tempera1ura es más o menos como la de Barcelona y no es un lugar lluvioso.
Esta vez no voy a obligaros a madrugar. Podeis salir a la hora que más os apetezca ya que, de Barcelona a la frontera teneis una hora y media y, de la frontera a Carcasona otra hora y media corta. Disfrutar del paisaje y hacer una pequeña parada para estirar las piernas és lo que os aconsejo siempre. Las áreas de servicio de las autopistas francesas son una maravilla.
Al salir de La Jonquera tomamos la A-9 hasta Aquí cambiamos a la A-61, dirección Toulouse. Salimos de la autopista en Carcasona. Junto a la salida encontramos casi todos los hoteles de las cadenas económicas. Como todos ellos tienen parking para dejar el coche, es una buena opción en caso que hayamos decidido gastar poco. La otra opción es ir a un hotel de dentro de la Cité. Estos hoteles son de cadenas prestigiosas y más caros. No obstante, estar dentro de un recinto medieval es una maravilla. Teneis que tener en cuenta que dentro de la Cité está prohibido circular en coche. El coche teneis que aparcarlo fuera de las murallas, tanto si teneis el hotel dentro como si lo teneis fuera. Carcasona posée la ciudadela fortificada más grande de Europa. Edificada sobre un montículo, está catalogado como Patrimonio Artístico-Cultural de la Humanidad por la UNESCO desde el año 1997. La fundación de la ciudad se remonta al siglo VI antes de C. Su ubicación estratégica entre Narbonne y Burdeos permitía unir el Mediterráneo con el Atlántico. En 1209, cuando empieza la Cruzada, era feudo de los cátaros. Trencavel, vizconde de Albi y Nimes, se refugia dentro de la Ciudadela. El 15 de Agosto se entrega para salvar la vida de sus habitantes. En 1226 las llaves de la Ciudadela pasan a manos del rey de Francia. Con San Luís se transforma en Palacio Real. Por fuera se construye una muralla flanqueada con 14 torres. La ciudadela acaba teniendo un anillo doble de murallas y un total de 53 torres. Es cuando alcanza su mayor esplendor.
Después de haber estado en ruinas y de haber pensado, el gobierno francés, en derruir sus murallas debido a su avanzado grado de deterioro, este imponente símbolo de la arquitectura medieval y plaza fuerte de la herejía cátara, se rehabilita para su conservación y vuelve a renacer en 1910, año en que se terminan las obras, volviendo a ser, hoy en día, una obra maestra excepcional que es necesario visitar y admirar. La entrada a la Ciudadela es gratuita. No obstante, en algunos lugares de su interior hay que pagar entrada. Si no disponéis de tiempo necesario o no queréis visitar por dentro ningún edificio, el solo hecho de pasear por la Ciudadela, caminar por sus calles estrechas y admirar sus antiguos edificios, será una experiencia inolvidable. Dentro de la Ciudadela hay hoteles, tiendas, bares, restaurantes, galerías de arte y viviendas. El puente sobre el rio Aude, con sus 12 arcadas, posée un encanto peculiar. La Fortaleza, un fuerte en medio de la Ciudadela, fue la antigua morada de la familia Trencavel. Posée un foso espectacular y la visita dentro del recinto se tiene que hacer sin prisa y admirando cada una de las vistas sobre las murallas y la campiña que ofrecen sus ventanales. También se puede visitar el museo que recoge parte de la historia de la ciudad y de la región de los cátaros. Hay que tener en cuenta que, al ser un marco ideal para la celebración de congresos y convenciones, cuando se celebra un evento importante el recinto del Palacio no puede ser visitado por los turistas.
No dejéis de entrar en la Iglesia de San Nazaire, construida entre los años 1096 y 1130, sobre un anterior templo visigodo del siglo VI. Saint Nazaire fue catedral hasta el siglo XIX.
Su interior es de estilo románico y gótico. Ambos estilos se superponen en la arquitectura, en las esculturas, y en los hermosos ventanales (vitraux). Estas impresionantes vidrieras, situadas en las 6 capillas, representan escenas de la vida de Cristo y sus apóstoles. En el coro tenéis que admirar sus pilares y las estátuas esculpidas en sus columnas. El órgano, de 1637, es uno de los más antiguos del Sur de Francia. A causa de repetidas restauraciones, sólo se pueden interpretar piezas clásicas.
Hay una lápida de sepulcro atribuida a Simón de Montfort. También podéis ver la "piedra del asedio" en memoria del sitio sufrido en Toulouse en el siglo XIII.
En las dos fachadas, la del norte y la del sur, hay dos "rosetones" de los siglos XIII y XIV.
Para entrar o salir de la "cité" existen cuatro puertas: Al este, entre 2 torreones, se alza la puerta de Narbona, con una imagen gótica de la Virgen.
La puerta del Aude, antes llamada puerta de Toulouse, se abre sobre el rio Aude. Su construcción se remonta al siglo XIII i su misión era impedir que el enemigo subiera a la ciudad amurallada desde el rio.
La puerta de Saint Nazaire, situada al sur, se encuentra al lado de la torre que protegía y defendía la Basílica de Saint Nazaire.
La puerta del burgo o de Rodez está situada al norte de la muralla, entre dos torres, y es la menos espectacular.
La región de Carcasona tiene mucho que ofrecer. Tierra vinícola por excelencia, sus viñedos compiten con la riqueza arquitectónica de la región. La gastronomía también ocupa un lugar relevante: Varias estrellas Michelin están repartidas entre sus más famosos restaurantes. No dejéis de probar el ""cassoulet" a base de judías blancas, costilla de cerdo y chorizo. En algunas recetas se hace con "magret" de pato. El Camino de Santiago, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pasa por Carcasona. La tercera vía y la menos conocida, el GR-78, que actualmente se están acondicionando los caminos, enlazará con la Vía Domicia pasando, también por Carcasona.

A 70 km. de Carcasona y solamente 15 de Narbona, se encuentra La Abadia de Fontfroide. Situada sobre los primeros contrafuertes de las Corbières, este lugar histórico del siglo XII es una de las Abadías Cistercienses más suntuosas y la mejor conservada de Francia. Acoge cada año más de 100.000 visitantes.
Fundada en 1093, en unas tierras propiedad del vizconde de Narbona se afilia, en 1145, a la orden del Císter. Es un periodo de grandeza y expansión y las vocaciones son numerosas. En 1348, a causa de la peste negra, pierde las tres cuartas partes de sus monjes. No obstante, la Abadía continua embelleciéndose con una arquitectura sin igual hasta el comienzo de la revolución. En 1791 los últimos monjes tienen que abandonar la Abadía comenzando una época de destrucciones irreparables. En 1858, una comunidad de cistercienses se instalan, durante algunos decenios, en la Abadía pero, en 1901 vuelve a quedar en el abandono. Fontfroide se pone a la venta en el Tribunal de Narbona en 1908. Hay varios hipotéticos compradores pero, lo que pretenden, es llevarse a su país parte de las riquezas arquitectónicas de la Abadía. Es Gustave Fayet y su esposa Madeleine d'Andoque quienes salvan esta maravilla del arte y la restauran suntuosamente. Sus descendientes, todavía propietarios en la actualidad, continuan con los trabajos de mantenimiento y enbellecimiento de la Abadía.
No dejéis de admirar el reloj, de finales del siglo XII, que es uno de los más bellos del midi de Francia. Sus salas son de unas proporciones admirables y de una pureza de lineas rayana a la perfección. Los ventanales, profusamente decorados por Richard Burgsthal entre 1912 y 1925, destellan con sus matices azules, naranja y rojo. La cocina es inmensa y el comedor es magnífico. La Abadia de Fontfroide es uno de los lugares donde "las piedras hablan". Actualmente, aparte de los turistas que la visitan cada día, se ha remodelado su interior para poder celebrar seminarios, congresos, convenciones, conciertos y eventos importantes. Hay salas que son capaces de acoger hasta 500 personas. Necesitais, por lo menos, 2 horas para poder disfrutar de este hermoso lugar. No vayais con prisa. Si puede ser por la mañana, mejor. Las fotografías que vais a tomar quedan maravillosas con mucha luz. Al final de la visita, no olvidéis de visitar el jardín de los rosales, con 3.000 rosales de todas las variedades que podais imaginar (en invierno hay muchos menos). Esta Abadía cultiva y produce unos vinos de alta calidad. Podéis visitar las cavas, degustar los vinos y comprar los que os apetezcan. La Abadía, desde Noviembre y hasta Abril, se cierra a las 4 de la tarde.
Creo que ha llegado la hora de dirigirnos hacia el litoral. Concretamente vamos a ir a Gruissan, un pueblo auténtico. En la época romana era un pueblo eminentemente pescador, situado justamente en la desembocadura del Aude. Hoy en día es un lugar repleto de curiosidades culturales y patrimoniales. La torre Barberousse se divisa desde lejos. Construida sobre la roca en el año 1246, actualmente sólo quedan sus vestigios. Esta torre, con sus 35 metros sobre el mar, es el signo inequívoco de que hemos llegado a este bello pueblo. Durante el siglo X la fortaleza, y más tarde su torre, vigilaban, desde este lugar privilegiado, los peligros que podían amenazar a Narbona y su comarca.

Subir a la torre es casi obligado. La vista que se aprecia desde arriba, con los tejados rojos de las casas, el puerto deportivo, el puerto de pescadores, los estanques, las salinas y los "aiguamolls" es espectacular. No obstante, la subida es dura y poco recomendable para personas que se fatigan: hay muchas escaleras y muy empinadas.
Gruissan se enmarca en un entorno natural espléndido y es el punto de partida para descubrir el bello macizo de la Clape, zona protegida desde 1973 con una extensión de 15.000 hectáreas. Dentro de esta zona se puede encontrar 5 estanques que cubren la tercera parte del municipio. En verano, en sus magníficas playas, se puede disfrutar de toda clase de deportes naúticos. En invierno, pasear por sus doradas arenas es un placer. A finales del siglo XIX , para los habitantes de Carcasona y Narbona, éste era el lugar preferido para "ir a los baños". En la actualidad, su puerto para embarcaciones deportivas dispone de 1330 amarres. La vista que ofrece Gruissan despierta curiosidad: las casas del burgo medieval se enrollan entre sí formando círculos concéntricos alrededor de las ruinas del castillo. Era una manera de edificar del año 1.000 en esta zona del Aude. Esta clasificado como "plus beau villages en circulade de France" Ya dentro del pueblo, en la parte vieja, sus calles pavimentadas con piedras y con antiguas casas de pescadores, te remontan a muchos años atrás sin darte cuenta...¡aún puedes ver las redes a secar en las entradas y la ropa tendida en sus balcones!

Gruissant es llamada también "La Playa de los Chalets" por las casas instaladas sobre pilotes, vestigios de las antiguas casas de pescadores. Estas edificaciones, diferentes a las de cualquier pueblo de la costa, fueron inmortalizadas en la película de Jean-Jacques Beneix, "37,2ºC le matin". Se encuentran a 2 km. del centro del pueblo. Las primeras 18 casas de playa se edificaron el año 1870. En la actualidad existen 1.300 chalets, entre los antiguos y los nuevos. Mención aparte merece su pequeña Iglesia. La Iglesia de la Asunción está construida según el típico estilo languedocien del siglo XII. En la puerta de entrada podemos ver una cruz con un áncora. En el interior podemos apreciar el tabernáculo, seis columnas de marmol rosa, una capilla dedicada a la Virgen y, en el muro oriental, una obra del pintor Jacques Gamelin. En temporada baja, la población de Gruissant no excede de 4.500 habitantes. En verano, casi se dobla. Ahora nos dirigimos a Narbona, a solo 20 km. A la salida de la autopista, como casi siempre, encontrareis infinidad de hoteles. No obstante, si lo que deseais es una experiencia diferente, os recomiendo que os decidáis por el "Turismo rural". Entre Gruissant y Narbona encontrareis alojamientos de todas categorías. Podeis escoger entre granjas, casas de campo y hasta casas solariegas parecidas a antiguos castillos. Estas últimas se anuncian como "chateau". La diferencia entre este turismo y los hoteles es que, en ellas "vives" con los dueños: comes con ellos en la misma mesa, hay espacio para que los niños disfruten del campo y las comidas son diferentes, ya que la mayoría de propietarios cultivan sus propias verduras y legumbres, con agricultura ecológica y se cocina a la vista de los huéspedes...¡hasta los postres son 100% caseros! En las más importantes, se cultivan viñas y se elaboran vinos de calidad y, en otras, inclusive hacen aceite de oliva, de una calidad superior (primera prensada en frío). Bueno, lo que os quiero decir es que, con la cantidad de hoteles y alojamientos que hay, el comer bien durante estos días lo tenéis garantizado. Y ahora vamos a hablar de Narbona. Narbona fue la más antigua de las colonias romanas fundada fuera de Italia En el año 118 antes de C. se llamaba Narbo-Martius. Su apogeo lo adquirió en tiempo de César Augusto. Su situación en el centro de la Via Domitia hizo que llegara a ser una de las ciudades más importantes de la Galia, hasta el final del Imperio Romano. Tenía una superficie de más de 2 km. cuadrados. A partir del año 462 fué visigoda. En el año 718 fue ocupada por los musulmanes. En el año 759, Narbona quedó anexionada al reino de los francos. Hasta la Edad Media fue gobernada por el arzobispado y el vizcondado, a partes iguales. A partir del siglo XIII fué amurallada. La ciudad espiscopal de la Edad Media, ha dado paso a una ciudad llena de historia y arte. Por sus vestigios antiguos y el patrimonio que ofrece permitieron que en el año 2006 obtuviera el distintivo de "Ciudad de Arte y de Historia". No obstante, no se conserva ningún monumento de la Roma antigua. Narbona tiene 2 partes muy diferenciadas: tomando por referencia el rio, la parte izquierda es la más antigua. La parte derecha pertenece a la Edad Media. La Vía Domitia está justo en medio. Aquí se juntaba con la Vía Aquitania. La ciudad actual se ha desarrollado en el lado izquierdo ya que esta parte estaba un poco más elevada del cauce del rio y se protegía de las inundaciones, las cuales cubrían todo el lado derecho. En el siglo XVII los obispos acaparaban todo el poder. El centro de la ciudad antigua era el Forum. El comercio, impulsado por los obispos, adquirió un gran desarrollo, sobre todo con el comercio del trigo y, poco después, con el del vino. En 1838 fue descubierto el "Horreum". Es un monumento único utilizado, en la antigüedad, para almacenar cereales y también vino. Data de la época de César Augusto, pero sólo se conserva una parte de la extensión de este gran "almacén" de la antigüedad. Sus largas galerías estuvieron sepultadas bajo tierra durante muchos años y no salieron a la luz hasta comienzos del siglo XX. Actualmente, se puede visitar, al igual que todos los museos. Mención aparte merece el Museo Lapidario (Lapidaire). Está ubicado en la antigua Iglesia benedictina de Nuestra Señora de Lamourguier, de estilo gótico meridional. Este museo tan peculiar acoge la más grande colección de Francia de lápidas romanas: alrededor de 1.300. Algunas pertenecen a monumentos públicos o funerarios y todas forman parte de antiguas edificaciones. Hay también fachadas, bajos relieves, capiteles, fragmentos de cornisas y partes de columnas. Todas ellas han sido encontradas en el subsuelo de Narbona y todas están numeradas y clasificadas. Desde 1980 se está intentando reconstruír parte de estos monumentos antiguos. Es el más rico testimonio del pasado glorioso de esta ciudad. No dejéis de contemplar el audiovisual que ofrece este museo. Es excepcional. Es un viaje extraordinario que, junto con las imágenes y la música, os llevarán al corazón de su patrimonio más recóndito.

Narbona es una ciudad para admirarla paseando. Nada está lejos. Todo es asequible a pié. En el centro de la Plaza del Ayuntamiento se puede ver parte del pavimento de la original Vía Domitia. Está rodeada por una acera y en su base hay una fuente. Esta Vía fue la primera construida fuera de Roma, en el año 118 antes de C., a fin de organizar los territorios conquistados. En aquella época la red de las vias romanas llegó a tener 100.000 Km. y unía Italia con España. La Catedral, consagrada a los Santos Justo y Pastor es la única catedral gótica del Mediterraneo y la tercera más alta de Francia. Su arco mide casi 40 m. de altura. En 1272 se puso la primera piedra y se interrumpió su construcción en el año 1355 cuando fue invadida la ciudad por el Principe Negro. Nunca se terminó de construir. Sólo consta de un coro y un claustro. Originalmente no habían ventanales. En la antigüedad se creía que la oscuridad favorecía la devoción y la intimidad con Díos. Poco a poco se abrieron cristaleras para que entrara la luz. Actualmente, las vidrieras son la parte más hermosa de esta preciosa catedral. El Palacio de los Arzobispos, junto al Ayuntamiento, es un conjunto monumental formado por el Palacio Viejo (siglo VII), las Torres de la Magdalena, San Marcial, el Palacio Nuevo (siglo XIV) y la Catedral de los Santos Justo Y Pastor. Esta impresionante obra, con muestras de arquitectura carolingia, románica, gótica y renacentista, nos ofrece un patio interior desde donde se puede acceder al Museo Arqueológico. Si tenéis la suerte de poder admirar este patio, no dejéis de ver las hermosas puertas y ventanas que adornan la parte derecha del mismo.


Fijaos en los canales que sirven para drenar el agua de los tejados. Todos tienen la forma de animales pero hay uno que tiene la forma de una persona. Era alguien muy influyente que "fastidió" mucho cuando se remoldeó el Palacio. El Ayuntamiento fue construido entre 1846 y 1852 por Violet-le-Duc. El Canal de la Robine, construido entre 1667 y 1681, se encuentra al principio de una de las calles más bonitas de Narbona: La Rue du Pont des Marchands. Este canal es una derivación del Canal de Midi y llega hasta el Mediterráneo, atravesando la ciudad por el centro. Pasa por debajo de una arcada del puente romano que formaba parte de la Vía Domítia. La Rue du Pont des Marchands está llena de tiendas y se considera el centro comercial de Narbona. Esta calle desemboca en el barrio de los canónigos. Caminando por este lugar se pueden admirar muchas edificaciones históricas. Al pasear por este lugar hay que admirar los ventanales y las entradas de las casas históricas. Será "un paseo por la historia".

Ahora nos encontramos delante de Les Halles. Este hermoso Pabellón, de estilo Baltard, se inauguró el 1 de Enero de 1901 para albergar el mercado que en aquellos tiempos se instalaba en la Place de les Herbes (actual Plaza del Ayuntamiento). Funcionó como mercado durante muchos años. Actualmente, rehabilitado, vuelve a ser el alma de la ciudad. Dentro podéis encontrar de todo. Inclusive, podéis comer. De una manera un tanto diferente y divertida.

 Bueno, no quiero alargar más mis explicaciones: es mejor que, si tenéis unos días, cojáis el coche y lo disfrutéis a vuestro modo. Seguro que os gustará. Este viaje lo hice con motivo de la celebración de la 7ª Convención de Turismo de Languedoc-Roussillon y os prometo que disfruté cada momento de mi visita. Espero que mis apuntes os ayuden a aprovechar estos días. No dudéis de entrar en: http://www.audetourisme.com/ http://www.sunfrance.com/ Estas direcciones os pueden ayudar y resolver alguna duda que tengáis. 

Un abrazo muy fuerte


      Magda Navarro