miércoles, julio 16, 2008

Les Gorges du Tarn



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Les Gorges du Tarn, situadas en el Parque Natural de Grands Causses y a 115 Km. de Montpellier, es uno de los destinos ideales para cuando sólo se dispone de 3 ó 4 días de vacaciones. Si efectuamos la salida desde Barcelona, debemos de coger la autopista A-7 hasta La Jonquera (poner gasolina antes de cruzarla. En Francia es bastante más cara). Después de la salida de Narbonne (salida 35) nos vamos a la autopista A-75, dirección Millau/Clermont-Ferrand, hasta llegar a Millau.
Millau se encuentra a 115 Km. de Montpellier. Aquí está el viaducto más alto del mundo (343 m. de altura). El mundialmente conocido arquitecto Norman Foster, supo plasmar todo su buen hacer realizando un diseño que a nadie puede dejar indiferente. Es el primer gran proyecto de ingeniería vial europea del siglo XXI.
Millau es un centro turístico muy animado. El casco antiguo posee un campanario del siglo XII, la Iglesia de Notre-Dame, un antiguo molino del siglo XV y restos de un puente del siglo XII. El Museo del Viejo Molino contiene vasijas de barro románicas del famoso taller de Graufesenque, que se encuentra a pocos km. de la ciudad actual. Millau es famosa por sus fábricas de cuero y guantes.
Para empezar, podemos visitar el Valle de la Dourbie. Se sale de Millau por el puente de Cureplats, carretera D-991. Al pasar por la Roque-Santa Margarita, se puede visitar el Peñón de Roquesaltes. Aquí la montaña está salpicada de pueblos preciosos, parecidos a un entrañable pesebre.
Si queremos visitar uno de ellos, debemos coger el desvío de St. Veran. Es una carretera muy estrecha. Solo puede pasar un coche (rezar para que no venga otro en dirección contraria). Se sube por el barranco de Saint Veran. A la izquierda se halla Cantobre, con sus viejas casas casi todas en ruinas. Ya en la cumbre, la vista es preciosa. Hay un pequeño lugar para aparcar solamente unos 8 coches. El pueblo se compone de unas pocas casas, con jardín y vistas espectaculares. Las casas están situadas en baranda a lo largo del acantilado. En plena temporada es aconsejable ir muy pronto para no tener problemas de cruces de coches y aparcamiento. No obstante, desde la carretera, a unos 200m. del desvío de Saint Veran, se pueden contemplar vistas maravillosas del pueblo, de la iglesia, y de las ruinas de un castillo. Se puede obtener todo el conjunto en una sola foto.
Siguiendo la carretera se llega a Nant, donde hay una iglesia del siglo XII, una plaza del siglo XIV con pórticos, y muchas casas antiguas. Desde este bonito pueblo se puede ir hasta La Cubertoirade por una carretera nueva. No está lejos, unos 17 km. aunque, si se va por la A-75, sólo hay 1 (salida 49) .
La Cubertoirade una preciosa ciudad templaria completamente amurallada, que conserva todo el encanto de aquel periodo de la historia. Se puede visitar la iglesia, casas nobles con escudo y muchas viviendas que, con el paso del tiempo, se han convertido en tiendas de souvenirs o restaurantes. También hay algunas que son museos. Nos recuerda un poco “La Cité”·de Carcassonne.
Si sois amantes de los gatos aquí podeis ver preciosos y cariñosos ejemplares. Está clasificada como uno de los "pueblos más bellos de Francia"

Regresamos a Nant y seguimos hasta Cantobre, pueblo encaramado en las rocas. Desde allí nos dirigimos a Meyrueis.

Estamos llegando a Meyrueis, a 706m. de altitud, situado en la confluencia de los ríos Jonte, Brèze y Bétuzon. Es un pueblo encantador y uno de los centros de excursionismo más importantes de la zona. Hay que ver el puente sobre el río y la torre de defensa. Desde aquí salen excursiones guiadas hacia las Gorges du Tarn o a la Corniche de les Cévennes. Ya en las afueras, y encima de un peñón de 70 m. que domina la ciudad, se ha construido la capilla de Notre Dame de Bon Secours.

Nos encontramos muy cerca de la gruta de Dargilan. Si queremos visitarla es mejor salir de Meyrueis por la D-986 dirección sur, hacia el Parque Nacional de las Cévennes . A la derecha coger la la D-39 para subir sobre Cause Noir y llegar al pueblo de Dargilan. A medio km., al final de un camino lleno de piedras, se encuentra la gruta, encima de un promontorio que domina el río de la Jonte. La Gruta de Dargilán tiene una longitud aproximada de 1,5 km. y debe seguirse el itinerario marcado. La vista del conjunto seduce por sus proporciones imponentes, sus formas extrañas y la diversidad de sus colores. El horario de visita es de 10 a 12 y de 14 a 16.30 (en Julio-Agosto de 10 a 18.30).

Dejamos definitivamente las Gorges de la Jonte. Volvemos sobre nuestros pasos hasta la D-986 para encontrar el indicador que nos señala Sta. Enimie, un pueblo encantador. A los pocos km. vamos a encontrar un indicador que nos señala las cuevas de Aven Armand. Es un conjunto único de estalagmitas descubierto por Louis Armand. Se encuentra a 75 m. de profundidad, donde se llega con un funicular eléctrico. Antiguamente se bajaba a pie. En la mayor de las salas, de 40m. de altura y 100m. de largo, las figuras ofrecen formas insólitas dibujadas en la piedra caliza por el agua de lluvia, creando un decorado extraño que nos va dejar boquiabiertos. Un pequeño camino, con altibajos, da toda la vuelta a este impresionante espectáculo natural cuyas formas, esculpidas por enormes estalagmitas, nos hace ver Palmeras, Coliflores, una Cabeza de Tigre, la Virgen con el Niño, etc. Gracias a unos potentes proyectores de diferentes colores, este conjunto toma un aspecto irreal y fantástico.

Volvemos de nuevo a la D-986. Estamos atravesando le Causse Méjean. Enormes rocas gemelas dan majestuosidad al paisaje. Lástima que no hay ningún “refuge” para poder parar el coche y contemplarlo con más detalle desde el borde del precipicio. Cuando llegamos a la parte más alta, 965-990m. de altitud, nos encontramos con grandes extensiones completamente llanas. Al llegar a Anmières empezamos a dejar el altiplano. A pocos kilómetros un desvío: La Malène a la izquierda. Cogemos el de la derecha hacia Sta. Enimie. Pasamos por Caussignac (4 casas y un Logis de France) . El Col de Coperlac está a 907 m. de altitud y hay un mirador desde donde se pueden hacer muy buenas fotos.

Llegamos a Sta. Enimie, uno de los pueblos más emblemáticos de las Gorges du Tarn. Recorrer sus callejuelas estrechas y pasearse por las orillas del Tarn, atravesando el hermoso puente curvado que une las dos orillas, es algo que tardaremos en olvidar. A las afueras del pueblo está la ermita donde, según la tradición, vivió Santa Enimie. Santa Enimie era una Princesa merovingia que, tras curarse de la lepra gracias a las aguas de la fuente milagrosa de Burle, fundó en este lugar un monasterio que luego pasaría a ser el origen del pueblo. La Iglesia es muy antigua y el cementerio está en la parte exterior de la misma.
Vale la pena pasear por las callejuelas y admirar las viejas casas llenas de flores. Es un lugar muy animado y con muchas tiendas para comprar recuerdos y especialidades gastronómicas de la zona.

Volvemos al coche y a poquísimos kilómetros ya podemos admirar el panorama de Saint-Chely du Tarn. ¡Esto si que parece un pesebre! Desde la carretera se puede ver el pueblo, el puente y el río en un conjunto de postal impresionante. Hay que bajar muy lentamente para no perderse ni una pequeña fracción del hermoso paisaje. Ya en el pueblo se puede encontrar un Logis de France con un restaurante de muy buena calidad.
Hacia la izquierda, y después de cruzar un minúsculo riachuelo, encontraremos una antiquísima iglesia, excavada en la roca, que vale la pena visitar. El panorama del río desde la terraza del Hotel (a la derecha, donde está la piscina) es espléndido. Si se dispone de tiempo para pasar una noche y poder ver la iluminación del puente y el río, va a ser un agradable recuerdo.

Dejamos Saint Chely-du-Tarn para llegar, a los pocos kilómetros, al Chateau de la Caze, fortificación del siglo XV situado al borde del Tarn. Transformado hoy día en Hotel, continúa conservando su estilo medieval. El interior está decorado siguiendo el estilo de la época de su construcción. En la torre del ala sur se encuentra la habitación de “Las Ninfas” llamada así por la pintura de las “Señoritas de Maliau” que recuerda a las “Ninfas del Tarn”(famosas por su encanto y belleza). Aunque no seamos huéspedes de este hermoso castillo, podemos admirar sus jardines y entrar a pedir información. Será la excusa para poder ver su vestíbulo y darnos cuenta del buen gusto de sus actuales propietarios.
Ya de vuelta a la carretera se pueden ver las ruinas del antiguo castillo feudal de Hauterive, en la orilla izquierda del Tarn. Nos estamos acercando a La Malène.
Al llegar a La Malène, se aconseja aparcar en el embarcadero para poder realizar la bajada por el río Tarn, en barca, hasta el circo de Baumes. La bajada se efectúa en barcas de 4 ó 5 personas, con el barquero colocado en un extremo, conduciendo la embarcación con habilidad a través de los rápidos y de las cuencas sosegadas, que se suceden de manera rápida y caprichosa. A poco de empezar la travesía, el río se halla preso entre acantilados de 400 a 500 metros de altura.
Pasamos por unas edificaciones muy bien cuidadas. Según nos relató el barquero, se trata de unas casas de labranza que quedaron muy deterioradas con el paso de los años y con las contínuas subidas del rio. Un acaudalado extranjero las compró, las restauró y, ahora, ofrecen este aspecto que podeis ver. Son para uso y disfrute de su familia y amigos.
El barquero nos indicará el lugar donde se puede ver la gruta de la “momia”, un agujero en la roca parecido a la forma de una persona. A lo largo de las gorges hay otras muchas grutas que hacen las delicias de los espeólogos. Esta bajada por el río es impresionante. Antaño, los barqueros de La Malène controlaban el único medio de transporte de este valle. En 1904, había más de 500 barqueros, todos hijos del país. En 1905, cuando se empezó a construir la carretera, todos los materiales se transportaban por el río, cargados en barcas y tirados por caballos. Hoy en día las barcas hacen el recorrido desde Pascua hasta Todos los Santos y solo llevan turistas. Hay en activo 10 barcas. Al anochecer, unos focos muy potentes hacen que los “etroits” resplandezcan como si estuvieran iluminados por el sol.

El río Tarn es rico en truchas y barbos. Estos últimos pueden llegar a un tamaño muy superior a lo normal. Últimamente, la variedad de castores del Canadá está intentando colonizar parte del río, con ejemplares que llegan a pesar 40 kg. También es un lugar donde se pueden ver pájaros como la merla y el Martín pescador.
Años atrás, las viñas bajaban por los acantilados hasta el mismo borde del río. Hacia la mitad de la travesía y sobre los acantilados, se está introduciendo el cultivo de la trufa. Se empieza a recolectar a mediados de Abril.

Al terminar el paseo por las gorges, una mini grua sube la barca y una furgoneta devuelve al embarcadero la barca y los pasajeros, haciendo el recorrido de 8 km. por carretera. Antes de dejar La Malène vale la pena hacer una visita al pueblo. Hay rincones encantadores y casas con jardines muy bien cuidados las cuales, durante el verano, se alquilan como “Chambres d’Hôtes”, una especie de “Bed and Breakfast” a la francesa. Hay que visitar el castillo de los Montesquieu, del siglo XVII, convertido en hotel de lujo, justo a la entrada del pueblo, y la bellísima iglesia románica. Cerca de la iglesia hay unas señales que muestran donde llegó el agua del río en 1982. En este año, el Tarn tuvo una subida de 12 m. A mitad de la travesía por las gorges hay una casa de colonias que quedó inundada por completo. Aún pueden verse troncos y ramas sobre las copas de los árboles. En Santa Enimie, el agua llegó hasta la iglesia.
Desde el embarcadero de La Malène se puede coger una carretera para subir al Point Sublime. Es un mirador en las ruinas de Montferrand que permite admirar todo el espectáculo de las gorges desde 400 m. de altura.
Sólo dejar La Malène nos encontramos la carretera a dos niveles. Hay una roca de 120 m. de altura donde siempre hay alguien que está haciendo escalada. En este lugar se puede aparcar el coche y disfrutar del paisaje de rocas que sobresalen haciendo un verdadero “toldo” sobre la carretera.
Al llegar a Peyreleau se puede tomar la carretera D-29 hasta llegar a Quatre Chemins y luego girar a la derecha hasta el Albergue de Maubert, donde se pueden adquirir los tickets para visitar Montpellier-le-Vieux, conjunto de rocas dolomíticas del Causse Noir que dominan las Gorges de la Dourbie. Tiene una extensión de 120 hectáreas. La naturaleza ha agrupado rocas de formas extrañas, resultado de la erosión, las cuales crean increíbles siluetas cuyo conjunto evoca las ruinas de una antigua leyenda. Se puede hacer el recorrido a pié (1 hora) o subiéndose a un pequeño tren que da la vuelta por este maravilloso lugar.

Al dejar Montpellier-le-Vieux, volvemos a Millau por la D-991, a través del puente de Cureplats.

Aquí termina un viaje que se puede hacer aunque dispongais de pocos días y que estoy segura que os va a dejar muy buen recuerdo. Os agradecería que al terminar de leerlo hicierais servir la opción "coments" que se encuentra al final de la página. Podeis dar vuestra opinión, con unas pocas palabras, acerca de lo que está escrito y, en caso de hacer el viaje, decir si ha sido agradable. Vuestros comentarios son muy valiosos para mí. También podeis consultar www.franceguide.com donde encontrareis infinidad de propuestas y consejos para sacar todo el partido de vuestro próximo viaje.
Un abrazo y .....¡Que lo paseis muy bien!

Magda Navarro